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Los misterios del tiempo

Siempre descubrimos mucho sobre uno mismo comparándonos a los demás. Los europeos ya sabrán eso hace mucho. Antes de la Comunidad Común Europea, antecesora de la Unión Europea, ya se hacían comparaciones continentales entre los distintos países, en lo que respecta a los hábitos de la gente y outras cosas más, consideradas como curiosidades.

Así, desde hace mucho, se sabe en España que los horarios allí son mucho más tardíos que en Francia, por ejemplo: todo suele ser más tarde, el desayuno, la hora pico del tráfico, el almuerzo, la cena… (más tarde que en todos los demás países europeos, em realidad).

He hecho una búsqueda en Internet sobre si existe una comparacion similar entre los países que componen nuestra Sudamérica. Todavía no he encontrado nada parecido, desgraciadamente, a excepción de algunos estudios aislados, como uno que comparaba cuánto alcool se tomaba en cada país de Latinoamérica (en el sitio web de BBC). No entraré en el tema sobre el tipo de comparación que suele ser noticia sobre Latinoamérica versus las comparaciones europeas. Trataré de entablar una discusión más constructiva. También nuestras diferencias con respecto a los países vecinos informan mucho sobre nosotros mismos y fomentan la práctica de mirar al otro y aprender de ello.

Algunas comparaciones que pude hacer (y que he comprobado personalmente repetidas veces) muestran, por ejemplo, que entre Argentina y Brasil también se encuentran diferencias similares a aquellas entre España y Francia en la forma de tratar com el tiempo y repartirlo entre las actividades diarias. Tradicionalmente, se entiende como de 8 a 10 de la mañana el período correspondiente a la hora pico de utilización del subte en Buenos Aires. En Brasil, a su vez, las 6 de la mañana ya es hora pico de tráfico, con atascos en grandes capitales como São Paulo y Belo Horizonte.

Sobre la hora de almorzar, el sitio www.experiencemendoza.com comenta los hábitos de la capital argentina del vino y explica que el horario del almuerzo varía desde las 12h del día hasta las 3h de la tarde, al que le sigue la siesta. En Brasil, por otro lado, no es común la siesta y, fuera de las grandes ciudades brasileñas, no es tan fácil encontrar qué comer después de las 2 de la tarde. Obviamente, estas comparaciones son intentos de uniformar realidades que em realidad son complejas, algo que fácilmente induce a las generalizaciones vacías (y peligrosas). Sin embargo, creemos firmemente que una lectura aguda muestra que estas comparaciones también son puertas que permiten observar elementos que nos caracterizan y nos identifican frente al otro.

El mismo sitio informa que el horario de la cena en Mendoza varía entre las 22h50min y las 2 de la mañana, cuando muchos brasileños, de distintas regiones, están ya en la cama. Son pequeños detalles que revelan las influencias culturales extranjeras que moldearon o, por lo menos, contribuyeron en la formación de nuestros comportamientos nacionales. La fuerte influencia que se suele afirmar que ejerce Francia sobre la cultura de Buenos Aires, por ejemplo, vemos que no se refleja en los horarios básicos del cotidiano de la gente, pues se parecen más a los horarios de España. Ya los horarios brasileños de desayuno, almuerzo y cena reflejan completamente los horarios franceses y portugueses, países que ejercieron fuerte influencia en nuestros hábitos, Portugal antes de la independencia y Francia a partir del reinado de D. Pedro II.

Los sudamericanos somos, como se sabe, muchos y variados. Sería interesante también conocer las particularidades que caracterizan las distintas nacionalidades una frente a outra, y, aún más importante, la caracterización de un grupo social o geográfico frente a otro dentro del mismo país.

Como ejemplo de la diferencia engtre nacionalidades, leí un reportaje de  El Comercio, de Perú, em el que se comenta que en Perú se cena entre las 7h y las 9h de la noche, mientras que “en Buenos Aires se ven los restaurantes repletos a las 11h de la noche”. Un ejemplo, a su vez, de las diferencias dentro de un mismo país sería el hecho de que, por ejemplo, al considerar que un país como Perú tiene diferentes zonas geográficas (la costa, la sierra y la amazonía) si habrá diferencia en la gestión del horario entre los habitantes de esas tres zonas. Y qué nos informa essa diferencia, la constitución histórica de esas particularidades.

Pienso decididamente que no solo las diferencias chillonas – aquello que se come, lo que viste la gente, o la forma de divertirse – pueden ser tema de comparación en una clase de español, sino también cosas mucho menos visibles, como la forma por medio de la que cada cultura organiza el espacio, y , como en el caso del post de hoy, también el tiempo, lo que revela concepciones diferentes – y por lo tanto, válidas porque ayudan a pensar – sobre el día, el tiempo y, por ende, sobre la vida.
¡Hasta pronto!

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Paulo Pinheiro-Correa

Es profesor de Lengua Española en la Universidade Federal Fluminense (UFF), Niterói/RJ. Doctor y Máster en Lingüística por la Universidad Federal do Rio de Janeiro, también imparte cursos de postgrado en el Programa de Estudios de Lenguaje de UFF. Se dedica a la enseñanza de español a brasileños desde hace 19 años. Sus intereses de investigación son Lingüística comparativa portugués-español y Traducción. Tiene artículos publicados en importantes revistas de Lingüística nacionales, tales como D.E.L.T.A. y Gragoatá, e internacionales, como Signo y Seña (Argentina) y Español Actual (España). Actualmente se dedica al postdoctorado en Lingüística en la Universidad Complutense de Madrid. E-mail: papicorrea@gmail.com

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