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Ceceo

Acabo de llegar de dos semanas maravillosas en Cádiz, esa provincia en el Sur de España, Andalucía, que queda tan cerca de África que en días claros se ve la costa de Marruecos desde casi cualquiera de sus playas. He vuelto tan encantada que me quiero ir a vivir a Cádiz. De verdad que muchas de sus playas no tienen mucho que envidiar a algunas brasileñas que tenía yo hasta ahora como mis preferidas, en Bahía, o en la costa entre Río y São Paulo donde me escapaba siempre que podía cuando vivía en mi querido Sampa (que saudade!).

No son solo las playas lo que me ha encantado de Cádiz. Pero es del ceceo de lo que me proponía hablar hoy. Se trata de un fenómeno fonético que, como otros que caracterizan a una variante de lengua por ser usado solo por sus hablantes, o en situaciones fónicas diferentes, o por ser más usado que en otras variantes, no siempre es bien aceptado por quienes no lo pronuncian, o lo pronuncian menos, o de forma diferente.

Cuando mi primera hija empezó a hablar, a partir de los dos años, una amiga argentina me preguntó un día por teléfono, con toda la intención: “¿Ya cecea?”. “Bueno, ahí va, poco a poco”, le dije. Su respuesta: “¡Oh, qué pena!” Muy bromista ella, sí. Pero estos días en Cádiz he sido más consciente de la percepción que del ceceo de un español tiene un hispanoamericano. Debe de ser parecida a la que alguien de Madrid tiene cuando oye hablar a los gaditanos: “Luego me manda un wazá o lo que zea”.

Sabemos que el hecho de que una marca propia de una determinada variante lingüística sea más o menos aceptada por hablantes de otra variante, o sea considerada más o menos culta, o de mayor o menor prestigio, depende de motivos que no son lingüísticos, obviamente, sino históricos, económicos y sociales. En España, el seseo empezó a ser bien visto fuera de Andalucía a partir de la llegada de Felipe González a la Presidencia del país.

Pero tal vez lo más curioso de este sonido interdental y fricativo, que muchos piensan que es propio solo del castellano de España, es que siendo propio de la lengua inglesa también, no sea pronunciado por un español cuando habla inglés. Quiero decir, ya que lo pronunciamos en nuestra lengua (les guste más o menos a unos o a otros), por qué no hacerlo en inglés. Nadie tiene problema con Thank you (zénkiu) pero, ¿por qué pronunciar they igual que day, (déi), cuando en realidad ni una ni otra palabra tiene un sonido dental en inglés?

Volviendo a Cádiz, tengo que decir que he disfrutado tanto de su clima, su gastronomía, sus vinos, del carácter de su gente y, por supuesto, de sus playas, que ha cambiado totalmente mi percepción del ceceo. Ahora me suena de maravilla.

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Anabel Briones

Ana Isabel Briones es Doctora en Filología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesora de Español, Portugués e Inglés en diferentes instituciones como el Instituto Cervantes o la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid. Autora de material didáctico para editoriales españolas y extranjeras, entre las que cabe destacar Moderna-Santillana. Correo: anabriones1@yahoo.es

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