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¿Y qué vamos a hacer ahora?

Todos deseamos tener alumnos motivados. Y cuando se trata de motivación, no podemos olvidarnos de una serie de otros conceptos que están directamente relacionados a ella. Es el caso del “interés” y de la “curiosidad”. Aunque muchas veces se consideren sinónimos, esos dos vocablos tienen significados diferentes:

Curiosidad. 2. Deseo de ver, saber, informarse, desvendar, alcanzar […]. (HOLANDA, 1986, p. 512).

«La curiosidad es una actitud, manifiesta en la conducta exploratoria, activada por las características de la información tales como su novedad, complejidad, carácter inesperado, ambigüedad y variabilidad.» (ALONSO TAPIA; CATURLA FITA, 2000, p. 38-9).

Interés. [Del v. lat. interesse, ‘estar entre, en el medio; participar’, sustantivado]. (HOLANDA, 1986, p. 957).

«Con el término interés se hace referencia al hecho de mantener la atención centrada en algo […].» (ALONSO TAPIA; CATURLA FITA, 2000, p. 40).

De acuerdo con las definiciones mencionadas, podemos inferir que la curiosidad es activada cuando el alumno entra en contacto con temas, informaciones y/o propuestas por las que se siente atraído y las cuales se muestra interesado en conocer. El interés debe venir enseguida, como señal de su mantenimiento.

Según Alonso Tapia y Caturla Fita (2000), el inicio de la clase es el momento crucial para despertar la curiosidad y el interés de los alumnos. El profesor debe reflexionar sobre cuál es la mejor forma (o la que más pueda instigarles a los alumnos) de introducir los contenidos, ya que un mismo tema puede parecer interesante o aburrido dependiendo de la manera como se lo presenta. Conviene, por lo tanto, que el profesor conozca bien a sus alumnos y:

  1. reflexione sobre la forma de presentación de los contenidos de cada clase. ¿Habrá formas más interesantes y desafiadoras?;
  2. no estructure sus clases siempre de la misma forma (por ejemplo: el inicio siempre con la lectura de un texto, luego ejercicios de vocabulario, después presentación de tema gramatical, etc.), una vez que así se elimina la “novedad” que una clase motivadora requiere;
  3. prepare con atención especial cada comienzo de clase, de forma que los alumnos se sientan verdaderamente interesados en participar en ella;
  4. ose cambios y pruebe estrategias que busquen activar la curiosidad y el interés de los alumnos. La internet y su fuente inagotable de recursos seguramente podrá ser útil.

Referencias

HOLANDA, A. B.  Novo dicionário Aurélio da língua portuguesa. 2. ed. Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 1986. 1838p.

ALONSO TAPIA, J.; CATURLA FITA, E. A motivação em sala de aula: o que é, como se faz. 3ª.ed. São Paulo: Edições Loyola, 2000. 148p.

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Marilia Vasques Callegari

Doctora en Educación por FE/USP y licenciada en Letras por FFLCH/USP. Fue profesora de lengua española en la Enseñanza Fundamental y Media. Es coautora de libros didácticos y paradidácticos para la enseñanza del español y participó como lectora crítica de las Orientações Curriculares Nacionais para o Ensino Médio/MEC-Brasil. Contacto: mariliacallegari@usp.br

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