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Películas, series, música… ¿todo es literatura?

Siempre les comento a mis alumnos, a título de anécdota, las peripecias que tenía que hacer en mi época de estudiante para tener acceso a materiales en lengua española.

Cursé la graduación en UERJ (Río de Janeiro) entre 1996 y 2001. En aquellos años, internet recién llegaba al uso cotidiano y las computadoras personales eran raras, por lo menos para estudiantes con menos recursos económicos, como yo. Así que conseguir música, libros, diarios e imágenes en lengua extrajera era todo un tema.

Una vez por mes, cuando cobraba mi sueldo, iba a un quiosco de diarios en el centro de la ciudad para comprarme un ejemplar de los diarios argentinos y españoles, de preferencia el de los domingos porque tenían más contenido y una revista.

Normalmente, aprovechaba la misma ida por diarios para también buscar música. Recorría las tiendas de CDs y miraba en las góndolas, uno por uno, todos los CDs para encontrar, con suerte, uno o dos de cantantes en español. Eran pocos y caros, además, por ser CD, sólo contenían el audio.

Para conseguir vídeos, programaba el reproductor de VHS para grabar durante la madrugada la programación del Canal HTV para después, durante el día, pasar horas y horas haciendo las listas de los vídeos y el minuto exacto en la cinta para poder ubicarlos más rápido en el momento de reproducir.

No era difícil encontrar libros en español, varias librerías de Río ya los vendían en aquellos tiempos (todos de editoriales españolas, uno u otro de México o Argentina) pero eran carísimos para el bolsillo de estudiante. Aun así, dedicaba parte significativa de mis ingresos para comprarlos, tanto académicos como de literatura en general.

Hoy por hoy, todo es mucho más fácil y barato. Las plataformas de streaming hacen que el acceso a estos materiales sea inmediato. Si uno tiene una computadora o un celular y un servicio mínimo de internet, lo tiene todo.

Al precio de un CD, es posible tener todo un mundo de música (eso si están dispuestos a pagar por servicios exclusivos, ya que las plataformas de música ofrecen versiones gratis bastante satisfactorias). Muchas editoriales publican los mismos títulos en formato físico y también en e-book, es decir, si uno necesita un título específico y no puede esperar el envío, puede optar por la versión electrónica y recibirla 15 minutos después de confirmarse la compra.

Películas y series están al alcance de un clic. El servicio de streaming más popular actualmente tiene innumerables producciones (películas y series) exclusivas en lengua española. De hecho, por muchos meses, la serie más famosa en el mundo fue una española, La Casa de Papel.

Para todos nosotros, estudiantes y profesores, esto es espectacular. Ya quisiera yo haber tenido tantas facilidades en mi época de estudiante. Sin embargo, me doy cuenta de que cada vez más estudiantes y profesores se acercan a dichos recursos en detrimento de la literatura.

No es mi objetivo en este post analizar las causas de la poca lectura de literatura, sino comentar un fenómeno creciente y que me llama la atención. Al sugerir la lectura de obras literarias, es cada vez más común que los estudiantes reaccionen pidiendo que en lugar de la lectura se vea la película o una serie sobre el autor del libro. A la vez y, en mi opinión, más grave, están los profesores que deliberadamente reemplazan libros por sus versiones cinematográficas sin el cuidado de establecer el debido diálogo entre los dos lenguajes (literario y cinematográfico). En los dos casos, tanto estudiantes como profesores están convencidos de que películas y series son igualmente literatura.

Sobre esta cuestión, rescato las palabras del Profesor Antonio Esteves (2012):

‘É claro que o professor de Espanhol como Língua Estrangeira deve ser consciente de que não é a mesma coisa ler um livro ou assistir a um filme (ainda que o roteiro do filme tenha a mesma assinatura que o livro). Não há entre as duas ações nenhuma equivalência. Um romance foi escrito para ser lido, de preferência da primeira à última página e essa leitura não pode ser substituída pelas imagens do filme nele baseado. Da mesma forma, ler o livro não exime o leitor de ver o filme. São obras diferentes e assim devem ser encaradas. Não é possível estabelecer uma escala de equivalência, com graus de superioridade ou inferioridade, embora não faltem os que defendam que a literatura é superior ao cinema. Eu reduziria a polêmica dizendo que se trata de formas diferentes de leitura. Ao ver um filme, colocamos em atividade certas habilidades mentais e ao ler um livro colocamos em ação outras habilidades, mais complexas que aquelas usadas durante o filme, uma vez que neste caso já temos as imagens construídas. Ambos os processos são complexos e em ambos podemos aprender e/ou exercitar nossa capacidade de decodificar signos, visuais ou linguísticos, ou ambos. E com essa leitura podemos também ampliar nossa capacidade de ler o mundo e a realidade que nos rodeia, ou de poder expressar melhor nossos pontos de vista ou desejos.”

En otras palabras, libros, series, películas y músicas (que incluyo rescatando la clasificación clásica del género lírico) pertenecen a campos semióticos distintos, que dialogan constantemente entre sí. Pero afirmar que todo es literatura implica reducirlos en sentido y desconsiderar las especificidades de cada lenguaje, que mucho tienen a contribuir en el estudio de la lengua si se los respeta y se los entiende. Reemplazar pura y simplemente el libro por la película o la serie no permite que el alumno desarrolle las construcciones de sentido y la comprensión de lenguaje simbólico que la lectura de literatura puede desarrollar.

Esto no es, para nada, una crítica a estos tipos de ficción que ya forman parte de nuestro cotidiano. Al contrario, son bienvenidos y contribuyen de manera significativa para la comprensión del idioma español y del mundo hispánico una vez que son productos culturales. Sin embargo, no podemos cometer errores metodológicos al tratarlos. Para evitarlos, hago acordar nuevamente el consejo de Nascimento & Trouche (2008), ya citado en el post del mes pasado: el profesor necesita leer, porque sólo un profesor que también es lector sabrá trabajar el texto literario en clase sin cometer errores metodológicos.

Referencias:

ESTEVES, A. Formas de ler: a literatura (e a cultura) na formação do professor de Espanhol Língua Estrangeira. In: Isis Milreu; Marcia Candeia Rodrigues. (Org.). Ensino de Língua e Literatura. Políticas, práticas e projetos. 1ed.Campina Grande (PB): Bagagem; UFCG, 2012, v. único, p. 191-210.

NASCIMENTO, M.; TROUCHE, A. Literatura y Enseñanza. Rio de Janeiro: CCAA Editora, 2008.

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Raquel Ortega

Profesora de Literaturas Hispánicas del Departamento de Letras y Artes (DLA) y del Programa de Pós-Graduação em Letras: Linguagens e Representações (PPGL) de la Universidade Estadual de Santa Cruz (Ilhéus/BA). Doctora en Letras Neolatinas (Estudios Literarios Neolatinos, opción Literaturas Hispánicas). Actúa en cursos de grado/postgrado y de formación de profesores, coordinando proyectos de enseñanza/investigación de las literaturas hispánicas y revisión del canon de la literatura española. rsortega@uesc.br

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