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El alumno y la curaduría de contenidos

En el post anterior traté sobre las habilidades digitales y cómo se espera que los alumnos las utilicen para realizar una serie de actividades escolares, como publicar trabajos colaborativos, manejar editores de texto, imagen y vídeo, entre otros. Pero, además de utilizar con éxito dichas herramientas en la resolución de los más variados problemas, se espera que el alumno actúe de forma diferenciada frente a su proceso de aprendizaje.

Para que pueda aprender y generar contenidos, es decir, para que sea el autor de su propio conocimiento, el alumno necesita establecer conexiones, comunicarse con claridad, ser capaz de sacar conclusiones y distinguir los buenos argumentos e informaciones de los malos. Para tanto, las escuelas deben funcionar como espacios que incentiven, sobre todo, la autonomía y el pensamiento reflexivo del alumno, y esas características se distinguen del estilo de enseñanza tradicional basado en contenidos. En un futuro breve, el acceso a contenidos será cada vez más fácil, pues estos van a estar en cualquier lugar, incluso en la heladera de nuestras casas – tan pronto sea posible conectarla a Internet. No nos olvidemos de que Internet hoy día es una verdadera maestra en términos de entrega y enseñanza de contenidos, ya que cuenta con sitios de búsquedas y de repositorio de vídeos, que sirven para que aprendamos una serie de cosas, desde explicar el proceso de Independencia de Brasil hasta hacer un robot casero, por ejemplo.

Y para contribuir con la actuación reflexiva y autónoma del alumno, estimulando su capacidad de discernimiento, la escuela debe dejar de solamente entregar contenidos; debe hacer la curaduría de los mismos. Pero ¿qué significa eso? Hacer curaduría es seleccionar y ofrecer contenidos personalizados, que respeten las estrategias de aprendizaje de cada alumno y contribuyan para desarrollar una postura crítica y activa como ciudadanos. Dado que cada uno tiene una forma de aprender, es importante hacer posible que los alumnos se acerquen a los contenidos por medio de los formatos con los que se sientan más cómodos.

La curaduría, a su vez, depende fuertemente de la actuación del profesor, que participa en ese contexto como mediador y orientador de todo el proceso de enseñanza, conduciendo al alumno al pensamiento y actuación independiente y responsable. Su participación en ese proceso es fundamental y de extremada importancia.

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Adriana Pedro de Almeida

Es Editora Ejecutiva de Contenidos Digitales de los sellos Richmond y Santillana Español - Brasil. Es posgraduada en Inovação e Gestão em EAD por FEA-USP; en Ensino de Espanhol para Brasileiros por PUC-SP, y licenciada en Letras Portugués-Español por USP.

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