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¡Lo difícil que es esto!

El género gramatical no es un asunto fácil. Algunas lenguas, como el inglés, optaron por una total simplificación del género, de manera que no diferencian masculino ni femenino cuando la palabra designa un objeto o ser asexuado. Y tal vez haríamos bien en adoptar esa solución ya que, por mucho que se quiera encontrar una explicación lógica, para facilitar el aprendizaje del vocabulario, al hecho de que una palabra sea masculina o femenina, no hay manera de entender por qué palabras como casa, libertad, guerra o cocina son femeninas en español, y armario, mes, hueco, o sábado son masculinas. O por qué nariz es palabra masculina en portugués y femenina en español.

Incluso cuando podría haber una cierta justificación por proximidad con el género sexual, no siempre se aplica la lógica. Por ejemplo, recuerdo de mi época de estudiante en la Facultad de Filología que en griego clásico los nombres de los árboles de fruto eran femeninos, y de hecho en portugués la propia palabra “árvore” es femenina. Pero no en español.

Lo que sí tenemos en español, y usado con frecuencia, es el género neutro. No existen sustantivos neutros, ni formas neutras especiales en la flexión del adjetivo, pero sí el artículo lo (además de demostrativos y otros pronombres en singular). Se trata de un tercer género que, de la misma forma que la tercera vía socio-económica y política de la que en una época mucho se habló como alternativa al tándem capitalismo-socialismo, o el tercer hombre de la película homónima de Orson Welles, puede ser un elemento algo inquietante.

El género neutro, inquietante o no, tiene el mérito de negar o contrarrestar el poder establecido del dualismo simplificador, o simplista. El esquematismo bipolar de los conceptos masculino y femenino tiene en el género neutro una competencia tal vez desleal, o al menos decidida. Y compleja también.

En español se usa el género neutro en expresiones exclamativas o con cierto grado de exageración:

Es impresionante lo alta que está para tener ocho años.

Es increíble lo fría que está la casa.

Con lo poco que estudia me sorprendería que lo consiguiese.

Me gusta por lo bien hecho que está.

Aunque, básicamente, es usado para expresar ideas con cierto nivel de abstracción. Veamos algunos ejemplos:

El único día, la única hora que tenía solo para mí, y lo único que hice fue trabajar.

En la misma calle, en el mismo número de la calle, ocurrió exactamente lo mismo.

Es justamente este uso del género neutro para designar nociones abstractas, lo inanimado o indeterminado, lo que hace interesante al género neutro, además de complicado. Muchos ni se imaginan lo complicado que puede llegar a ser dominar su uso en español.

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Anabel Briones

Ana Isabel Briones es Doctora en Filología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesora de Español, Portugués e Inglés en diferentes instituciones como el Instituto Cervantes o la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid. Autora de material didáctico para editoriales españolas y extranjeras, entre las que cabe destacar Moderna-Santillana. Correo: anabriones1@yahoo.es

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