Nadie puede vivir sin tu amor, Fito.

4 de mayo de 2023

Para Juliana Gervason y Rodrigo Lopes.

“El amor después del amor tal vez se parezca a este rayo de sol…” el amor, después del amor quizás también se parezca a lo que uno encuentra en su vida muchas veces sin darse cuenta, cuando no busca a nadie… o cuando, zapeando por Netflix, encuentra la serie biográfica del músico argentino Fito Páez y se enamora de lo que ve.

Publicidad de la serie «El amor después del amor».

Dividida en ocho episodios, la biopic “El amor después del amor”, creada por Juan Pablo Kolodziej, con guión de Francisco Varone, Lucila Podestá, Diego Fío y dirigida por Felipe Gómez Aparicio y Gonzalo Tobal, se estrenó en la plataforma internacional de Netflix el 26 de abril de 2023 y ya es un éxito en muchos países, además de Argentina. Los protagonistas que en la serie dan vida a personas fundamentales en la trayectoria de Fito están impresionantes. Personalmente, como alguien completamente apasionada por el rock argentino, fue muy lindo ver las interpretaciones que han logrado hacer de genios como Charly García (Andy Chango), Fabiana Cantilo (Micaela Riera), Luis Alberto Spinetta (Julián Kartun) y, por supuesto, Fito Páez, magistralmente interpretado por Iván Hochman, entre otros (confieso que, en una semana, ya la vi entera dos veces). La escenografía y recreación de las relaciones afectivas entre ellos permiten al espectador revivir lo que pudieron haber sido aquellos principios de los 80 que han marcado para siempre el regreso de la democracia, sobre todo en relación con datos importantes que aparecen ya en la apertura del primer episodio, con respecto a los crímenes de desaparición perpetrados por la última dictadura civil-militar en Argentina (1976 – 1983). Para contextualizar lo que sucedía, vemos a un Fito que, aún menor de edad, hacía conciertos clandestinos en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, y en uno de esos momentos, mientras los militares hacían desaparecer a miles de jóvenes, él tiene su primer encuentro con el músico Juan Carlos Baglietto, que lo invita a formar parte de su banda, y con quién compone el exitoso tema “La vida es una moneda”.

El camino bio-musical de la serie va desde ese comienzo hasta el recital histórico en el estadio de Vélez Sarsfield, donde el músico presenta el álbum “El amor después del amor”, el disco más vendido de la historia argentina, em 1993, a los 30 años. Ya, el camino bio-ficcional aparece en momentos narrativos donde se mezclan presente y pasado, sobre todo en lo que corresponde a la presencia de la madre, fallecida cuando él todavía era un bebé, y su importancia en el amor por el piano, instrumento que ella tocaba y que, por muchos años, fue el objeto de deseo e interdicción de Fito en la niñez.

Sin duda, la vida del músico rosarino ya es una historia extremadamente emocionante y dolorosa. Además de haber perdido a su madre, su padre fallece cuando él empieza a destacarse como solista, más precisamente en el año 85, cuando sale el álbum Giros, tras algunos años tocando con la banda de Charly García, en Buenos Aires. Sin embargo, como vemos en la serie y sabemos por los periódicos de aquella época, lo peor todavía le iba a pasar en el 86, cuando dos criminales entran a casa de su abuela en Rosario y la asesinan brutalmente, junto a su tía y a la empleada de la familia, embarazada de 7 meses, mientras Fito estaba de gira por Río de Janeiro.

El enredo de la serie, cuando estas historias salen a la luz en los episodios 5 y 6, se concentra en los años duros de su vida: la adicción a las drogas, la desesperación y la grabación de discos que no logran revivir el éxito anterior. No por casualidad, es en el medio de la jornada, es decir, de la biopic, que todo parece caer sobre Fito Páez, y el público experimenta dos sensaciones esenciales a la tragedia, según Aristóteles: el temor y la compasión. Por supuesto, es necesario mirar con distancia lo que nos dice el filósofo griego en su Poética y tener en cuenta que cualquier semejanza se hace posible porque hay rasgos que, contemporáneamente, podemos identificar, pero, en términos aristotélicos, la serie no es una tragedia clásica, ya que la vida del músico no para mientras se le cae el mundo encima. Y es, precisamente, en este punto cuando lo que podría ser trágico se convierte en épico, como suele pasar con miles de producciones biográficas conocidas por el público, que sufre con ese personaje de la “vida real”, comparte sus dolores y sueña con cierto renacimiento heroico. En el último episodio de la serie, principalmente cuando suenan algunos temas del álbum de 1993, mientras Fito descubre su “amor después del amor”, el artista renace también frente a su público en el Vélez, como el fénix tras sus años de ceniza.

Cecilia Roth y Fito Páez en la serie.

Fito y Fabi en la serie.

El hilo conductor, pese a todos los episodios trágicos de la vida de Fito Páez, es el amor. El amor por su familia, sus amigos, sus compañeras Fabiana Cantilo y Cecilia Roth y, sobre todo, por la música. Así como compartimos en determinados momentos sus dolores, o más bien nos compadecemos de ellos, Fito une “las puntas de un mismo lazo” y nos ofrece su corazón, dándonos con su voz ese sentimiento que nos salva la vida, del cual nunca jamás podemos huir, pues, sea como sea, pese a las diferentes experiencias amorosas que tengamos y aunque digan “que todo está perdido”, “nadie puede y nadie debe vivir sin amor”[1].

Gracias, Fito Páez!